martes, 26 de noviembre de 2013

Café de Flore

Uno de los clásicos de París recomendado en todas las guías es el Café de Flore.
Me diréis que no tiene nada de especial, que su aspecto es similar al resto de los cafés parisinos, que la carta es muy austera, que es muy bullicioso y el servicio... digamos que no es excelente... ¡cierto!... Es un lugar al que se acude por la experiencia, por la atmósfera, por zambullirse en otra época o respirar la presente con una mirada en el pasado.

Ayer, charlando con uno de sus camareros, aprendí que fue fundado hacia 1887 y que debe su nombre a una estatuilla de la Diosa Flora.



Me encanta ir de vez en cuando a tomar un chocolat chaud en las tardes de invierno, está delicioso, supongo que el precio lo explica ;))

Podría pasar horas observando, por un lado la clientela, jóvenes con gafas de pasta leyendo, parejas de turistas extravagantes, modelos, alguna señora con tocado y aire burgués, escritores... Por otro los paseantes que deambulan por el boulevard, una mezcla de extranjeros perdidos, feligreses camino de la cercana Iglesia Saint Germain, nobles o adictos al shopping...




Los primeros asiduos conocidos fueron intelectuales de extrema derecha. Durante la Primera Guerra Mundial, Apollinaire recibía allí a sus amigos y pronto se convirtió en el lugar elegido de encuentro de dadaístas y surrealistas.

En los años 30, la vida artística e intelectual de París se concentraba en los barrios de Montmartre y Montparnasse pero comenzó a trasladarse poco a poco hacia Saint-Germain-des-Prés. Así el café empezó a recibir al poeta Jacques Prévert, a sus amigos del "Grupo Octubre" y a pintores y escultores tales como Picasso y Zadkine.

Definitivamente en 1939 se convierte en el epicentro de la intelectualidad de la rive gauche. Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir atrajeron a gran parte del movimiento existencialista naciente. Tras la Segunda Guerra Mundial es el lugar predilecto de Hemingway y Truman Capote, así como de renombrados miembros del Partido Comunista Francés.

En el siglo XXI conserva gran parte del clima de intelectualidad y modernidad artística y presume de contar entre sus clientes famosos del mundo del celuloide, de la política y de la literatura. En los 60 acuden los representantes más ilustres de la nouvelle vague y del mundo del cine. Tras ellos, grandes diseñadores de moda y famosos del mundo de la canción y en los 70 ya es un mito. 

Su fama permanece desde entonces flotando en su sobria decoración, sus camareros de antaño, su sencilla vajilla de loza blanca marcada con la inscripción Café de Flore, la vitrina de Pâtisserie y sus clásicos oeufs à la coque...


Café de Flore
172 Boulevard Saint-Germain
75006 Paris

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